ESE SÓTANO ENTRAÑABLE…

El título se lo leí a Coyote en un comentario del blog…

Hace mucho tiempo que quería escribir esto, pero entre crónica y crónica no me había dado tiempo.

En realidad era una especie de homenaje particular a la sala (ese sótano entrañable) que tan buenos momentos me ha hecho pasar y, entre cuyas paredes, a tanta gente maravillosa he conocido (ya estoy en plan “Logroño” :

“tú eres muy bueno”

“no,no, pero tú tiras mejor que yo…”

“nada de eso, insisto…tú eres mejor…”etc.)

Conocí el SAM por Internet, contacté por teléfono con la antigua secretaria y me planté un buen día en Reina Elisenda (a donde no había ido antes en mi vida) a matricularme de un “curso de iniciación para adultos” (me acababa de mudar a Barcelona y quería hacer algo de deporte…¿por qué no algo nuevo?).

La primera sorpresa es que no podía encontrar la sala…C/ Duquesa de Orleáns, muy bonito, el nombre, pero cuando sales de los ferrocarriles y bajas las escaleras (luego me enteré de que no había que bajarlas) lo que te encuentras a la derecha es un garaje gigantesco…así que eché a andar hacia la derecha y en un momento dado…¡se me acabó la calle!

Repetí jugada, esta vez cuesta arriba, y me pasó lo mismo…¿Me habría tomado el pelo la secretaria?

Me dí una vuelta por Sarriá buscando una cabina (no llevaba móvil) y volví a llamar…con las instrucciones claras, esta vez, empujé esa verja de metal que conduce al pasillo compartido de los esgrimistas y los “pingpongnistas”…

La primera impresión fue olfativa : aquel pasillo olía a “algo muy raro” y hasta entonces no identificable…no era humedad, no era suciedad ¿qué era? No era desagradable, pero me era desconocido y nuevo…

La segunda impresión fue acústica : mientras caminaba por el pasillo y empezaba a bajar las escaleras al sótano, el ruido de entrechocar de aceros, se oía cada vez más…sonreí instintivamente : me gustaba.

La sala me pareció enorme y también me pareció que me miraban con curiosidad mientras bajaba, así que se me borró la sonrisa de pánfila y creo que me corté bastante.

Por suerte, la secretaría entonces estaba donde ahora está la nevera con el hielo, frente al actual almacén de material y no tuve que atravesar las pistas para matricularme…(si lo hubiera tenido que hacer, creo que nunca hubiera empezado a practicar esgrima, porque aquellos primeros minutos en la sala se me hicieron eternos y lo que me decía la cabeza era : “¿qué has venido a hacer aquí? Te miran…¡Sal corriendo!”

Tras una charla y un formulario con la secretaria, me matriculé y, creo que pagué en el momento, o sea : ya no había vuelta atrás…

Me enseñaron las instalaciones y los vestuarios y me dieron el horario de clases : empezábamos esa semana : martes y jueves de 7.30 a 8.30 de la tarde.

La segunda sorpresa fue superar todas las ideas preconcebidas que ( con base o sin ella) tenía de la esgrima : “esto es un deporte de pijos y gente con pasta, bastante snob y además está en Sarriá, tú…¡cuidadín con la famosa burguesía catalana!” (con mi pasado punky y lo animal que soy, no iba a durar mucho allí dentro…)

Ya es martes, va a empezar la clase, nos hemos cambiado, y somos unos 6 o 7 pardillos en chándal que se miran unos a otros con desconfianza y esperan… y, de repente, resulta que aparece ¡el entrenador! : joven, en chándal, con un piercing en la ceja que se acerca y nos dice :

¿Alguien sabe algo de esgrima? ¿no? Vale…es eso que cuando estás viendo la tele y salen en los Juegos Olímpicos dos tipos vestidos de blanco con espaditas, todo el mundo cambia de canal…

¡Hay que joderse!- pienso- el pavo éste no sólo parece normal, sino que además es simpático… (Sí, señores, estoy hablando de Don Malatesta o Mr. Cupé a la Chepa : mi primer entrenador).

Pasan los dos meses del curso y se va perfilando entre mis compañeros quién se va a quedar y quién se marcha…voy conociendo a las chicas en el vestuario por esa manía mía de hablar con todo el mundo… (y a algún chico de sable, junto con Joan porque me quedo a mirar cómo tiran cuando acaban mis clases) y empiezo a sentirme mal, porque no sabemos qué va a pasar cuando acabemos…por suerte, nos informan de o que podemos hacernos socias y mantener el horario de clases alternado con el libre uso de la sala si queremos ir a tirar…

Acabamos, Malatesta tiene otro curso de iniciación y pasamos a las órdenes de Xavi (“Capitán Trueno” o “Maestro estiraelbrazo”) que, al principio, nos parece muy serio y muy duro (hasta que empezamos a “cogerle el truco” y él a nosotros “la coña marinera”…).

Conocemos a la gente del nuevo curso de iniciación (porque hacemos el calentamiento con ellos y con Juanjo) y descubro comentarios en el vestuario que me hacen sonreir…

“En este sitio, desde que entras, huele muy mal…” Esto lo dijo una pija ( claro) y no pude evitar sonreir porque, con el tiempo, ese olor,” el olor a SAM” como yo lo llamo, es lo que me alegraba el día 3 veces por semana…(hice un intento de sable los miércoles).

También, después de cada primera clase, podía adivinar de entre las chicas, quién se iba a quedar para siempre con nosotras, así que, hablando, intentaba resolver las mismas dudas que había tenido yo…(básicamente, información sobre lo que hacer tras acabar el cursillo…”publicidad del SAM”, como me dijo una amiga).

Empiezo a conocer muchas caras y a intercambiar tímidos saludos cuando llego o me voy con distintos tiradores…me informan del primer curso de esgrima escénica y me apunto (¡claro!) y empiezo a ir a la sala, también los viernes…(para los que no lo saben: no hay mejor manera de empezar un” finde” que empezar a montar una coreografía de escénica).

Allí conozco a Maese Coyote, a “La muerte” (mi pareja en la coreografía que está colgada en el blog), a Gustavo, a Rafa, a Alba, a Xavi y a otros que conocía sólo de verlos en la sala.

Gracias a Coyote, tras la poule & beer de los jueves (en las que todavía no participaba ninguna chica) empezamos a sentarnos en una sola mesa con “la guardia pretoriana” en el “Bocaditos”( parece mentira, pero ,al principio, nos sentábamos en mesas separadas), con ciertas reservas que se disiparon en seguida en cuanto descubrí lo divertido, peliculero y enrollado que es el caballero de Isildur (no hizo falta mucho para que empatáramos porque “ yo tampoco hablo…”;) y para que un poco más tímidamente se añadieran a las paridas que decíamos El César, Mr. Grant , Juanjo, Raúl, Germán y otros…

Los pretorianos nos fueron convenciendo de que el jueves después de clase nos apuntáramos a la poule con ellos (a la beer ya estábamos todas” las piratillas” apuntadas) y poco a poco empezamos a alargar las cenas (¡¡¡Ole por la hamburguesa “Alatriste”!!!) con los billares…(en los que tuve también el honor de conocer a personajes como Willy).

Cuando mejor iba todo…¡Me mudo de país! Y “ a Dios pongo por testigo “ ( así, a lo Scarlett O´Hara) de que una de las pocas razones por las que no quería dejar Barcelona era ¡¡¡por no irme del SAM!!!

Afortunadamente voy y vengo ( y por el camino no me entretengo…) y me mantengo en contacto con” mis frikies”…

Tuve el placer de asistir a la primera clase de Dani con nuestro grupo (el pobre, ¡aún no sabía dónde se había metido!) tras la “fusión” de las dos salas, de disfrutar del cumpleaños conjunto de Juanjo, Dani, Willy , Isi, Alba (y otras “flores de marzo”), de conocer a más “cachorrillos” del SAM, de enterarme de alguna hazaña memorable de competiciones pasadas, de subirme al carro de Valencia…

¡¡Y DE AUTONOMBRARME “CRONISTA DEL BLOG” TRAS SU NACIMIENTO!!

No queda más que decir que no los he podido nombrar a todos, pero que no es porque me haya olvidado (yo no me olvido de nada ;)…y, simplemente, que :

OS QUIERO…(¡no vaya a ser que me muera sin que lo hayais leído todos!).

(Con cariño a mis maestros, pretorianos, piratillas, cachorrillos, sablistas, floretistas y demás gente del SAM : Lo grande de la sala es la gente que la forma y, sin duda, el buen rollo que hay…)

By Kari