jueves, 26 de junio de 2008

WHO IS WHO ?

A quién os recuerda ?????



miércoles, 25 de junio de 2008

COYOTE, EL GRIEGO...

Bueno, ya que el año pasado, todos los esgrimistas de la fundación estuvieron poniéndome los dientes largos con sus vacaciones, he decidido que no voy a ser menos.

Sifnos... ¿Dónde coño está eso? Es la reacción más común que he tenido cuando he dicho donde he estado de minivacaciones.

Sifnos es una islita de las Cícladas, en el Egeo. Una de las pocas que quedan lejos de las rutas turísticas clásicas. Una pequeña isla árida, salpicada de los típicos pueblecitos de casitas blancas que tanto abundan por esos pazos. En la antigüedad fue famosa por sus minas de oro y plata, pero esas cosas no duran mucho, y en cuanto se acabaron las minas, la isla pasó de un fugaz esplendor a la oscuridad. De todas formas, su paisaje, a pesar de no tener ni un puto árbol (y allí se estaba a 35-38 ºC), es muy bonito, bastante salvaje y, en algunos momentos, impresionante. Con un poco de imaginación no cuesta imaginarte una trirreme anclada en una de sus calas, y sus poblados blancos, con griegos de tez oscura y finas vestiduras, con joyas de oro. Viendo los monasterios del XVII también te viene a la cabeza una razia de una galera llena de piratas turcos, dispuestos a saquear las iglesias y apresar a los habitantes como esclavos (uno que es un friki).

Allí, a pesar que también han llegado los turistas (sobretodo griegos y franceses), aún se encuentran detalles auténticos. Tiene su punto meterse en un kafeion (Kari, corrígeme si no está bien escrito), y atreverse a sentarse entre los lugareños (una fauna parecida la de nuestros bares más castizos) bajo su atenta mirada vigilante, y chapurrear tu pedido en un griego balbuceante de guía turística. Nada de inglés. En esta isla pocos lo hablan más allá de las cuatro palabras básicas.

Los lugareños son muy dignos. Educados y corteses, pero orgullosos. Les gusta que te dirijas a ellos en griego. Al fin y al cabo el griego es la cuna del latín y, en consecuencia, de todas las lenguas derivadas de él.

Una cosa que me divierte ver, en Grecia, y he estado en cuatro ocasiones, es a los sacerdotes ortodoxos. Tienen un poder y estatus semejante, a mi forma de verlo, al que debería tener la iglesia católica en el siglo XVII en España. Ves a los sacerdotes sentados con naturalidad en las terrazas de los bares, paseando por las calles y charlando con los vecinos. forman parte del tejido social, no como aquí que ver a un sacerdote por la calle ya es algo curioso, ya no te digo verlo sentado tomándose una caña al solecito de una terraza. En Grecia (Kari corrígeme si ya no es así) aún consta en el DNI la religión que profesas, pues no ser de la mayoría ortodoxa no es bueno. Vamos, que mola verlo siendo turista, pero los que son de allí no sé si lo ven igual.

Resumiendo, que es un destino que recomiendo si os gusta caminar. Monasterios en lo alto de montañas rocosas, monasterios en calas aisladas, monasterios en algún farallón de susto, monasterios, monasterios... Y también pueblos pequeños, encalados de un blanco resplandeciente. Tampoco puedo olvidar las aguas cristalinas (se ve el fondo del puerto!!) y los peces curiosos (cuando entras en el agua los pececillos te mordisquean las piernas y un lenguado llegó a acercarse tanto a mi pie que estuvo un ratito en contacto con él). Destino ideal para caminantes sociópatas, enemigos de la gente y del ruido (nadie es perfecto).

Consejos rápidos: No salgáis tarde de excursión. El sol pega muy fuerte (incluso en mayo) y en la isla no hay un puto árbol que de sombra. En la foto donde salgo hecho polvo no es coña. Estaba tan mareado por el calor que al llegar caí ante la primera sombra que encontré.

Probad al sopa de garbanzos. Está buenísima!!

Cada vez quedan menos sitios salvajes. El turismo es una plaga que lo arrasa todo por donde pasa, transformando un encantador pueblecito en un montón de restaurantes y tiendas de souvenirs. Aquí empieza a pasar. Aprovechad antes que se convierta en un Mikonos más.

Ah! Y el más importante de todos. No hay cosa que me joda más que ir por un sitio idílico y encontrarme con una lata de refresco vacía o el envoltorio de un bollycao. Ya sé que sueno a Pepito Grillo, pero joder! No cuesta nada y si en tu casa no tiras la porquería por el suelo esperando a que desaparezca por si sola, no lo hagas cuando sales.

Coyote dixit

viernes, 20 de junio de 2008

BODA SUSANA & SANTI


El pasado 31 de Mayo, nuestra querida amiga Susana se casó con Santi ( El Bombero ). Nuestras felicitaciones y mejores deseos a la futura "Mosso D´Esquadra". Esperamos que su nueva condición civil no la aparte de la esgrima y de sus compañeros de la Sala. Por estas fechas, estarán de vuelta de su luna de miel ( Vietnam ), así que en breve la tendremos por la Sala. Enhorabuena a los recién casados de parte de la Fundación y de toda la Sala ( especialmente las niñas ).

viernes, 13 de junio de 2008

VERANO AZUL





Nuestro compañero Coyote inicia la temporada de vacaciones. Hay que ver como vive el funcionariado. Esperamos vuestras imágenes en fundacionsam@hotmail.com
Suponemos que son las islas griegas, porque no nos da más información. Ya que envia unas fotos, al menos podria dar la cara, no ?

jueves, 12 de junio de 2008

martes, 10 de junio de 2008

NOVENTA Y CINCO CENTÍMETROS


“Era el alcance de un sablazo, antes de tanta mariconada electrónica y tanto monitor de televisión”.

En el vestíbulo, bajo un cuadro de una carga de caballería, entre una orden manuscrita y enmarcada del estado mayor del Ejército francés –España, 1809– y un busto de bronce del Emperador, tengo un sable de coracero bruñido e impecable. Repartidos por la casa hay otros sables y espadas, entre ellos un tosco sable de abordaje, un elegante espadín de oficial de marina del siglo XVIII, algún florete, varios sables de caballería decimonónicos y una espada ropera del siglo XVII, con el famoso perrillo grabado en la hoja, que suelo empuñar cuando, metido en ambiente y con novela alatristesca entre manos, necesito imaginar determinadas sensaciones técnicas de mi amigo el capitán.

De todas esas armas blancas, mi favorita es el sable de coracero gabacho, quizá porque es lo menos socialmente correcto que he visto en mi vida: una pesada herramienta de matar, con guarda de bronce y hoja de 95 centímetros de longitud, que sale de la vaina metálica con un sonido escalofriante, de buen acero dispuesto para tajar y degollar desde la silla de un caballo lanzado al galope. Basta mirar el filo para que un incómodo cosquilleo te recorra las ingles y el estómago. Se trata de un arma de guerra desprovista de equívocos, larga y pesada, sin complejos, hecha para ser manejada por un brazo fuerte, que nadie imaginó para lucir en los salones ni pasear con ella al cinto cortejando a las damas.

Pensé en ese sable el otro día, en París, durante mi visita obligada al bronce de don Miguel Ney, el bravo entre los bravos. Cada vez que estoy allí, paseo por el Luxemburgo y subo hasta la Closerie des Lilas para saludar al príncipe del Moskova –visita obligada– mientras releo en la peana de mármol su impresionante currículum militar, desde los primeros combates de la Revolución hasta Waterloo: veinte años de gloria con Bonaparte y un piquete de fusilamiento como fin de trayecto. Pero así son las cosas de la vida; y el mariscal, que era un profesional, se las tomó con la debida sangre fría. Ahora me gusta verlo ahí, la cabeza vuelta de medio lado y la boca abierta, dando órdenes. Aún no existía la tele, así que Ney no posa para el informativo de la noche, ni siquiera para un cuadro de Meissonier, sino que se vuelve gritando a los hombres que lo siguen –lo seguían siempre, al tío–, invisibles en esta mañana civilizada de invierno parisién; pero, si prestamos la debida atención, es posible advertirlos entre las ramas de los árboles y los edificios cercanos, levantándose de sus tumbas, resignados, para congregarse en torno al mariscal como un fiel ejército fantasma. Como los dos viejos granaderos de los que hablaba Heine.

El sable. Quería contarles que Miguel Ney empuña un sable parecido al que tengo en el vestíbulo. Y contemplándolo el otro día, junto al Luxemburgo, me dije que armas como ésa fueron hechas para que las blandieran hombres como él, cuando la guerra no podía hacerse sino cara a cara, de cerca y por derecho, y en un campo de batalla. Cuando para matar había que acercarse al menos hasta noventa y cinco centímetros del otro, el alcance de un sablazo, y allí mirarlo a los ojos, ensuciándose de sangre propia y ajena, antes de tanta mariconada electrónica, tanto apretar botones y tanto monitor de televisión, ahora con todos los generales a salvo mientras el cabo Elmer Martínez y el soldado Mike Sánchez –los que andan por Iraq se llaman así, mientras que en Vietnam eran negros– cascan a punto para el telediario de las tres. Y en efecto: de vuelta al hotel en París, cuando encendí la tele, vi a unos soldados caminando por una calle junto a un vehículo, y de pronto desaparecer todo, calle, soldados, vehículo y gente que miraba, por un zambombazo anónimo dispuesto desde un coche trampa, mientras el que mataba sólo corría el riesgo de morirse de risa, supongo, con su mando a distancia y a medio kilómetro de allí. Y al rato, zapeando, me topé con otro vídeo, esta vez casero: cuatro fulanos encapuchados y un desgraciado sentado en el suelo –un chófer de camión, me parece–, las manos atadas a la espalda, listo para ser degollado a tiempo de aparecer en las ediciones de los periódicos al día siguiente si no se pagaba tal o cual rescate. Etcétera.

Y es que cada siglo tiene las guerras que le cuadran. Quién iba a imaginar que acabaríamos sintiendo nostalgia ante un sable.

ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal | 1 de enero de 2006 ( Cortesía de Kari )

martes, 3 de junio de 2008

EL GUATEQUE



Agustí Gasset fa festa a casa seva. Es prega confirmació. Dissabte 7 de Juny 22.00h. En cas de dubte... agustiesgrima@yahoo.es