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Por suerte estamos en el siglo XXI, y los platos que sirven son platos combinados de lomo, pincho moruno... Y bocatas de lomo con pimientos, tortillas, frankfurts, hamburguesas... Todo acompañado de unas omnipresentes patatas fritas y regado con enormes jarras de cerveza. A veces (solo unas pocas, lo juro) no puedo evitar pensar en cuanto de distinta sería la mesa si estuviéramos en el siglo XVII (jodido friki).
Para empezar, esa situación de todos sentados en mesas no sería posible en el equivalente de un bar, que sería una taberna. En ellos no se podía tener mobiliario, para que no lo usaran los parroquianos para peleas cuando fueran hasta las cejas de tintorro. Solo había un banco clavado a todo lo largo de la pared, teniéndose que sentar los clientes uno al lado de l otro, o bien permanecer de pie. La camarera, tampoco podría estar, pues solo podían servir mujeres de menos de doce años o más de 40, para no exaltar la líbido de los clientes.
El local de la época, que se acercaría más a nuestro querido Bocadito’s, sería un figón (que era algo así como un restaurante pero a lo cutre). En estos locales sí que podía haber algunas mesas, y algunos platos sencillos, y cuando adquirían la licencia para abrir el local debían que elegir entre servir vinos de calidad o bien de baratillo (o de puntapíe, como se decía por aquel entonces). A pesar de esta prohibición eran muchos los locales que, de tapadillo, te servían vinos supuestamente buenos a precios caros, mezclados con agua para alargarlos mucho más (un proverbio popular del XVII, para demostrar que uno era cristiano viejo, era decir que estaba más bautizado que vino de mesonero).
Por otra parte está la comida. Para empezar, el olor solo entrar no sería el de carne friéndose en la plancha con aceite de oliva (aunque dudo que nuestro amigo del Bocadito fría con eso), sino que sería el de grasa de cerdo, pues por aquel entonces, guisar con aceite de oliva era tenido por costumbre marrana (o sea propia de infieles), pues ya se sabe que no hay cosa más sana que freír con rancia manteca de cerdo para demostrar que no eres mahometano. Se pasaba hambre, por lo que la carne se especiaba mucho para así no notar lo pasada que estaba (¿será costumbre heredada de los españoles por los mejicanos esa de cocinar tan picante?), y los platos eran rotundos. Pasteles de carne, capirotada, gigote (pata de carnero asada con ajos), manjar blanco (pollo deshilachado guisado con leche), alguna pieza de caza ocasional servida en vinagreta, y la omnipresente olla podrida, donde se mezclaban verduras y legumbres con carnes de lo que se pillaba, haciéndolo cocer todo junto, diciéndose de ella que era un plato de sota, caballo y rey, pues tenía de todo, y era tenida en gran estima por todos, que la comían tanto ricos como pobres, que ya decía de ella Cervantes en su Quijote “Olla con menos vaca que carnero, olla de caballero, olla con mas vaca que carnero, olla de escudero”, o algo así.
Ahora imaginaos uno de aquellos antros, oscuros, donde al entrar te debía asaltar el olor a sudor, vino rancio y carne especiada, y luego pensad en el Bocadito’s. Salvando las distancias no se me hace tan extraño. Somos más limpios que nuestros ancestros pero el olor a plancha, tabaco y cerveza se me antoja primo – hermano de aquel olor del XVII. Al igual que hace 400 años, comemos con los dedos (la mayoría de nosotros come los bocatas y las patatas con las manos, y no con ese instrumento italiano amanerado que es el tenedor). Hacemos tanta o más jarana que nuestros antepasados...
En fin, y en resumidas cuentas, que tampoco me sorprendería mucho oír algún “Voto a tal” o un “Dios os guarde” entre tanto rufo, jaque y daifa (por favor que las damas se acojan a la segunda acepción del término, según
12 comentarios:
¡Enhorabuena!¡ya era hora de que alguien dedicara algo en el blog a ese antro que tantas cervezas y risas recoge cada jueves!
Os habeis olvidado de colgar la autoría del texto, pero me la imagino...
¡Viva mi hamburguesa Alatriste!
Un gran articulo. !Pardiez! Que por otro lado espero que no lea el del Bocadito, pues si bien esta dicho con cariño, las palabras cutre y antro, aderezadas con una duda sobre el tipo de aceite utilizado, podrían dañar la sensibilidad de quien nos acoge con tanto cariño, seguramente sin desear herir. Refrán: “no desenvaines la espada si no tienes intención de usarla”
¡¡Bravo!!
Me han dado ganas de ir mañana.
Campera
Bravo, bravo, bravo!!!
aunque yo creo que se ha quedado algo corto...en el siglo XVIII los rufianes que regentaban esas tabernas hablaban?
Isi, más razón que un santo en los refranes...¡Viva el saber popular!
(A uno chino me remito...ya hablaremos). Besazos
Marc, supongo que depende de la cantidad de vino ingerida...
Plas, plas, plas.
Encantado de leer tanto saber concentrado en píldora blogera.
¿Q dices Isidoro? ¿Dañar la sensibilidad de nuestro Moe particular? Si ese hombre es Iceman!! Un imperturbable profesional de la plancha!! Y además, como bien ha dicho su merced, las palabras están escritas desde el cariño, pues si no gusto, ya sé lo que hacer.
Y supongo, patrick "Rambo", que los rufianes adictos al tintorro, deberían de expresarse de forma similar a nosotros en el Bocadito's, una palabra por cada cinco gritos y/o risotadas.
A ver si doña Kari, Campera o cualquier otra mano ducha con la pluma se anima a escribir algo!!
Me extiendo demasiado y siguiendo a Don Baltasar de Gracián..."lo bueno si breve, dos veces bueno" es mejor que no escriba nada...
Además lo mío son las naves partiendo de Troya, la jodida flota griega tendiendo una trampa a los persas en Salamina, las Termópilas, el oráculo de Delfos y esas cosas tan antiguas condensadas en dos largos poemas y una Historia gordota que no puedo resumir...
Ya me conoces...mis piratas también ocupan muchos libros... ;-)
¿Qué tal Tucídides?
Isi, tengo una cosita para ti...
"...cuando le vio resplandeciente bajo sus armas e hinchado de vanidad le dijo : "¿Por qué marchas hacia otra parte? Acércate aquí, ven a morir aquí para recibir el premio digno de la muerte de Camila.También tú morirás bajo las flechas de Diana".Dijo la Tracia y sacó de su carjac de oro una veloz saeta, blandió su arco con cólera y lo encorvó profundamente hasta que, al curvarse, sus extremos se unieron, y con sus dos manos en posición horizontal, tocaba con la izquierda la punta de hierro y con la derecha y con la cuerda su seno.Inmediatamente y al mismo tiempo Arrunte oyó el silbido del dardo y el ruido de las brisas, y el hierro se clavó en su cuerpo.Sus compañeros, olvidándose de él, lo abandonaron moribundo y exhalando su último suspiro en el anónimo polvo de los campos".
¿A que es cojonudo?
Para más información, dirigirse a un tal Virgilio que ha escrito una cosa que se llama "Eneida" y es muy divertida...
¡Vivan las amazonas tracias!
Gracias,Kari.Solo las espadas y las flechas doblegan mi corazon adusto, solo la traicion de un amigo,me sume en la tristeza,solo el amor de una mujer me hace mas fuerte, gracias.
Uau!! Sí q os poneis serios!! Por cierto Kari, parece q este tio llamado Virgilio, con este fragmento que nos pones, desmiente el mito de que las amazonas se cortaban un pecho para tirar mejor con el arco... Se me acaba de hundir el mito de las amazonas marimachos!!
Y el bueno de Isi se está poniendo blandito... La voluntad de este soldado viejo de los Tercios es imbatible, inalterable ante el desaliento, capaz de hacer temblar al mas templado de los enemigos solo con su voz (y su legendaria verborrea).
Niño, las amazonas no se cortaban el pecho...se lo quemaban, aunque supongo que sí habría una amputación previa...
de todas formas, lo del "seno" puede ser metafórico para referirse al pecho independientemente de si se trata de un hombre o una mujer...
Anda,friky, que tengo otro regalito para ti...jajaja! Busca y juega
http://www.labsk.net/wkr/index.php?d=20&m=02&y=07&category=2
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