jueves, 9 de agosto de 2007

MUJERES PIRATAS

ARTEMISA I , REINA DE HALICARNASO

Estamos en la batalla naval de Salamina (Malatesta, ¡ponte las pilas que va de griegos y persas!). La flota persa cuenta con más de dos mil velas frente a la griega que dispone de trescientos ochenta barcos (a Herodoto me remito, aunque ya se sabe que el historiador era griego).

Artemisa se ha aliado con Jerjes, rey de los persas, contra los griegos. Jerjes se ha hecho instalar un trono en un lugar elevado de la costa para no perderse detalle de la batalla y Artemisa se encuentra a bordo de una de las naves persas escuchando el encarnizado combate (lo cual dice mucho del coraje de ambos).

Los griegos comienzan el ataque cuando el viento les es favorable (en cuestiones navales les llevaban bastante ventaja a sus enemigos) y aprovechando la circunstancia de que, dada la cantidad de naves, a los persas les era más difícil maniobrar rápidamente, consiguen adentrarse en el corazón de la flota de Jerjes y destruyen la mayor parte( ya que los persas luchaban sin orden frente a la táctica y disciplina militar de los griegos en el mar).

Artemisa había pasado de escuchar a comandar la nave en la que se encontraba y , ofreciendo una gran resistencia, obliga a los griegos (heridos en su amor propio al saber que era ella una griega) a ofrecer una recompensa de diez mil dracmas al barco que la hiciera prisionera.

La batalla da un giro y se centra alrededor de su nave que, finalmente, es cercada. A Artemisa no le queda más remedio que rendirse porque , aunque ha conseguido hundir un barco griego cercano, ya no puede contar con el resto de las fuerzas de Jerjes que se encuentra disperso en la batalla.

Ante el final inminente, recurre a una estratagema sin escrúpulos…Atacó a un barco persa aliado que había acudido en su ayuda y lo hundió .Ante la confusión reinante en el mar y el desconcierto, los griegos no reconocieron el barco de Artemisa y abandonaron la persecución creyendo que el hundido era el barco que perseguían.

Seguramente los piratas habrían tenido problemas en sacrificar a toda una tripulación aliada, a sus compañeros de combate, pero para Artemisa esta atrocidad no significaba gran cosa…sobre todo si tenemos en cuenta que, a la vuelta a sus estados, le reventó los ojos a Dárdano de Abidos mientras dormía por no acceder a sus proposiciones amorosas…aunque luego se suicidara por los remordimientos lanzándose al mar desde el peñón de Léucade.

Como veis, “la niña” no se andaba con tonterías…

Espero comentarios y preparo “Alwilda, hija de Sigardo, rey de los godos”.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena la historia. Pedazo de cerda esta perra de Artemisia, que no la diosa Artemisa que tiene todos mis respestos.

Anónimo dijo...

De cerda,nada... cuando se trata de salvar el pellejo...¡¡¡que cada palo aguante su vela!!! (valga el símil naútico, ya que va de piratas).